sábado, 21 de agosto de 2010

Extraído del libro del Doctor Bach "Cúrese usted mismo":


Para entender la naturaleza de la enfermedad hay que conocer primero ciertas verdades fundamentales.

La primera de ellas es que el hombre tiene un Alma que es su ser real; un Ser Divino,Poderoso, Hijo del Creador de todas las cosas del cual el cuerpo, aunque templo terrenal de esa Alma, no es más que un diminuto reflejo: que nuestra Alma, nuestro Ser Divino que reside en y en torno a nosotros, nos da nuestras vidas como quiere Él que se ordenen y, siempre que nosotros lo permitamos, nos guía, protege y anima, vigilante y bondadoso, para llevarnos siempre a lo mejor; que Él nuestro Ser Superior al ser una chispa del Todopoderoso, es por tanto invencible e inmortal.

El segundo principio es que nosotros, tal y como nos conocemos en el mundo, somos personalidades que estamos aquí para obtener todo el conocimiento y experiencia que pueda lograrse en nuestra existencia terrena, para desarrollar las virtudes que nos falten y para borrar de nosotros todo lo malo que haya, avanzando de ese modo hacía el perfeccionamiento de nuestras naturalezas. El Alma sabe qué entorno y qué circunstancias nos permitirán lograrlo mejor, y por tanto nos sitúa en esa rama de la vida más apropiada para nuestra meta.

En tercer lugar, tenemos que darnos cuenta de que nuestro breve paso por la Tierra, que conocemos como vida, no es más que un momento en el curso de nuestra evolución, como un día de colegio lo es para toda una vida, y aunque por el momento sólo entendamos y veamos ese único día, nuestra intuición nos dice que nuestro nacimiento estaba infinitamente lejos de nuestro principio y que nuestra muerte está infinitamente lejos de nuestro final.

Nuestras almas, que son nuestro auténtico ser, son inmortales, y los cuerpos de que tenemos conciencia son temporales, meramente como caballos que nos llevaran de viaje o instrumentos que utilizaremos para hacer un trabajo dado.

Sigue entonces un cuarto principio, que mientras nuestra Alma y nuestra personalidad estén en buena armonía, todo es paz, alegría, felicidad y salud. Cuando nuestras personalidades se desvían del camino trazado por nuestra alma, o bien por nuestros deseos mundanos o la persuasión de otros, surge el conflicto. Este conflicto es la raíz, causa de enfermedad y de la infelicidad. No importa cual sea nuestro trabajo en el mundo, limpiabotas o monarca, terrateniente o campesino, rico o pobre, mientras hagamos ese trabajo en particular según los dictados del alma todo esta bien; y podemos además descansar seguros de que cualquiera que sea la posición en la que nos encontremos, arriba o abajo, contiene esta posición las lecciones y experiencias necesarias para ese momento de nuestra evolución, y nos proporcionara las mayores ventajas para el desarrollo de nuestro ser.........

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